Conociendo el norte de Portugal


  El pasado septiembre estuve por primera vez en Portugal de turismo y no para asistir a ninguna competición de motor como en las ocasiones anteriores. Para movernos y gastar menos tiempo en desplazamientos, buscar aparcamiento y demás, llevé la moto y eso fue una suerte por los menos en Oporto.
 
   Pese a llevar más o menos un itinerario de ciudades a visitar y lugares destacados en estas, en el viaje de ida paramos en Vila Real aunque no lo teníamos anotado, y entendí la causa de porque la habíamos obviado, no vimos nada reseñable así que nada más comer nos pusimos en marcha hacia un punto si anotado de parada, Amarante. No es muy grande pero nos gustó el ambiente, construcciones, incluso tenía un parque forestal junto al río donde había barcas para alquilar como en el Retiro de Madrid.

Río Támega, Amarante
Amarante

  Aquí ya comprobamos la amabilidad de la población lusa con siempre su "obrigado" saliendo por la boca. También de camino a Leça de Palmeria comprobamos el tipo de conducción de allí. A lo peatones se los respeta un porcentaje altísimo y a las motos casi siempre, en eso nos superan a los españoles, pero en coche es otro tema el que venga detrás que se joda. Las carreteras no incitan a correr si no vas por las autopista/autovías ya que hay mucha circulación por las convencionales y en medio de la trazada se encuentran todas las arquetas, esta es una de las causas por las que creo que se veían pocos ciclistas ya que solo vería media docena durante mi estancia y en España eso no hubiera pasado, el ciclismo como hobby está en auge.

Piscinas de Leça de Palmeira

  El primer día en Leça de Palmeira la climatología nos dejó disfrutar por la mañana de las piscinas artificiales junto al mar y nada más comer cogimos la moto para empezar la visita a Oporto. Acoplamos el GPS en el depósito de la moto y a empezar el camino con destino a la oficina de turismo. Tras un poco caos en toda la circunvalación, ya que esta con retenciones casi las 24 horas, aparcamos la moto junto a la oficina cogimos un plano de la ciudad y a patear. Pasamos por el Monumento a Garrett de camino al mercado ya que era lo primero que nos cerraban, allí vimos todos los puestos, ya fuesen de alimentación o recuerdos y de allí a la Via Catarina, calle comercial en cuyo final había una parroquia con toda la fachada de azulejos pintados en temas religiosos. Recorrimos la calle en dirección hacia el río, se pasaba por delante del conocido Café Majestic, pero mucho antes de llegar a él nos desviamos a la estación de trenes. Dentro plagado de turistas está representada la historia de Oporto en 8000 azulejos. Desde allí otra vez nos desviamos del río de nuevo para ver la Sé do Porto (catedral) y una vez vista callejeamos hasta ir a la Torre dos Clérigos, la cual no visitamos por la saturación a esa hora, nos recomendaron hacerlo la mañana siguiente a primera hora. También llena de gente pero algo menos saturada estaba la librería que es escenario de las películas de Harry Potter. Como no he visto ni leído las películas no entré, razón por la cual me he llevado muchos palos, que ahora me arrepiento después de ver fotos de su interior, pues igual sí, pero pensé que iba a estar más relacionada con la película y no la iba a apreciar. Esta estaba situada junto al museo de historia y un edificio de la universidad de Oporto.

Vista de Oporto desde la Torre dos Clérigos
Torre dos Clérigos desde la esquina del museo de historia
  Al día siguiente ya con las pilas cargadas aparcamos la moto en el último punto visitado el día anterior y empezamos por la torre, tras el recorrido por todo el interior que obligaba a pasar hasta por la iglesia llegamos arriba por su estrecha escalera. Desde allí se podía ver la mayoría de la ciudad en cualquiera de sus puntos cardinales. Terminada esta visita ya sí pusimos rumbo a la ribera del río, donde concertamos el tour en barco de los 6 puentes. Una vez terminado cambiamos de orilla para supuestamente ver las bodegas, cosa que no se hacía. Después de recorrer la zona de bodegas regresamos donde la moto y cogimos el tranvía, ya que sus 2 principales líneas tenían un extremo en esa plaza, tras un par de paradas no apeamos para dirigirnos al Jardim Municipal do Horto das Virtudes. Con esto dimos por concluida la visita a la ciudad ya que aunque en la oficina de turismo nos habían señalado también el estadio de fútbol no nos acercamos por el desinterés futbolístico.

Vista desde las bodegas
Vistas desde el tour
  La mañana siguiente la pasamos en Matosinhos, por el paseo de la playa y toda la zona portuaria con los restaurantes. Antes de poner rumbo a Guimarães fuimos a Leça a visitar el faro, ya que según nos habían informado en turismo era el unico día que se podía.

Faro de Leça de Palmeira
Panorámica desde el faro
  Una vez en Guimarães vamos directos al castillo pero acababa de cerrar así que nos ponemos a caminar por la ciudad. Para mi gusto la ciudad más bonita, no es muy grande, de estilo medieval, no es tan turística como Oporto pero acababa de comenzar la universidad y se veía juventud y vida en las terrazas de las plazas céntricas. Dejamos todo preparado para la mañana siguiente dirigirnos a Braga. Aunque el día amaneció lluvioso ya una vez en el destino, apreciamos que la ciudad  no era muy grande y no nos iba a llevar mucho visitarla. Fue la ciudad que visitamos con los jardines mejores cuidados, también el lugar donde estuvimos con más fachadas cubiertas al estilo portugués, con azulejos. Una vez vista la urbe nos dirigimos al santuario de Bom Jesús do Monte, donde montamos en el único funicular hidráulico de la península. Desde allí vistas de toda la ciudad, más jardines cuidados y estatuas religiosas. A la hora de emprender el regreso empezaban a llegar a la zona del funicular una quedada del clásico Citroën 11B, los había en diferentes colores, descapotables...

Jardím de Santa Bárbara
Av. da Liberdade
Palacio do Raio
Fachadas de azulejos en Braga
Citroën 11B

  Una vez en Guimarães de nuevo, podemos visitar hoy sí el castillo y una vez terminamos subimos al Monte de Santa Catarina donde se encuentra el Santuario da Penha con jardines, fuentes y una bonitas vistas nocturnas a la ciudad.

Castillo de Guimaraes
Padrao do Salado
Monte de Santa Catarina
 La mañana siguiente emprendimos el viaje de vuelta, en el que teníamos programada una parada en Bragança. La zona amurallada es lo principal ya que es lo único que destacaban en la oficina de turismo. Dentro del castillo hay una exposición de armas y textos de la historia de la ciudad. Dentro de la zona amurallada, también había un museo de máscaras, pero lo más peculiar de esto era que un alto porcentaje de las máscaras eran de poblaciones españolas junto a la frontera, más que de las del propio país. 

Castillo de Bragança
  Con esto ya cruzamos la frontera y regresamos a casa, abandonamos las ciudades (todas) con las trituradoras zonas céntricas adoquinadas, donde tan mal se va en moto y más aun si está mojadas.

Una de las cosas que me gustaron fue que tienen los horarios más europeizados que nosotros en cuanto a las comidas, lo cual no fue pega ninguna debido a la diferencia horaria. Me sorprendió que pese a ser un país muy religioso, ya que había bajos en las ciudades donde tenían vírgenes y velas, muchas capillas, los domingos abrían prácticamente todos los comercios sea cual fuere los productos de venta.

Fotos con VGR de Virginia González Rúiz

Si no te atreves a comentar la entrada la puedes valorar de 1 a 4 justo debajo. Siendo 1 muy malo y 4 muy bueno. Gracias.

Comentarios