Correr sin causa justificada

  Este blog tal día como hoy cumple 6 años y salvo una entrada que se medio salva, el resto son mas bien discretas en cuanto a repercusión, pero me gusta escribir aunque sean pocos los lectores.
 Llevo un tiempo queriendo escribir algo, deseando pasearme por aquí, pero no os imagináis lo que me ha costado encontrar un tema. No me parecía propio, ni de recibo colgar fotos y escribir sobre alguna cosilla que hice en 2019 ya que queda lejos. Tampoco me apetecía citar retos u objetivos para este año ya que me parecería egoísta dentro de la que estamos metidos ahora mismo con el coronavirus, como si no hubiera cosas más importantes... No voy a decir de este agua no beberé, pero nunca he sido muy partidario de mojarme en temas políticos, así que esta vez tampoco iba a ser  la ocasión.

  Llevamos 3 semanas en casa sitiados saliendo a la calle lo imprescindible y en principio acabará el 26 de abril. ¿Ya sabéis que va a ser lo primero qué hagáis cuando se pueda salir a la calle? Espero que por lo que empezeis sea por algo que os GUSTA o algo de lo que tenéis ganas, dentro de lo que cabe esa sería una buena señal.
¿Alguna vez habéis escuchado eso de aprendiz de mucho maestro de nada? Pues yo soy uno de los ejemplos. Siempre me ha gustado practicar deporte y he llegado a hacer desde judo a correr, pasando por natación, fútbol sala, motocross o gimnasio entre otros. Algunos de estos fueron en la etapa escolar. Eso sí, nunca he destacado en ninguno.

Durante mi entapa de motocross (2002-2014), los últimos años aparte de montar, también me gustaba hacer algo más de ejercicio para prepárame mejor de cara a las carreras, incluso el año 2012 donde tan solo hice una carrera, el supercross de Villadiego. Ese año me picó el gusanillo y me dio por el triatlón y eso que no estaba tan en boga como está actualmente, ni conocía a nadie federado. Iba al gimnasio, hacía spinning y algún día corría, solo tuve que añadir algún día de piscina. Pedí una bicicleta prestada y sin neopreno ni nada, me lancé al Canal de Castilla con el agua a contracorriente fue una odisea, pero el sabor de boca fue mejorando por segmentos. Nunca dije que pagué la novatada, pero me di cuenta que eso no era lo mío.


 Como mi mejor segmento fue la carrera a pie el siguiente reto que me pondría fue hacer una media maratón. Era 2013 y ese año volvía a participar en carreras de motocross. A finales de mayo tuve una caída en carrera y me rompí el escafoides y como los primeros días tenía molestias empecé a preparar un medio maratón a finales de junio, mí tiempo en meta fue de 1:34:40 y eso que el día previo también me di algo de paliza pero las sensaciones nunca fueron malas.
Seguía con molestias en la muñeca pero activo con spinning, la bicicleta no me terminaba de convencer, pero ese año se celebraba a finales de julio lo que fue el último BTT Portillo del Infierno, en Villadiego, así que a por él. El último tercio o cuarto de la carrera se me hizo un poco largo, pero igual lo hice mejor de lo que esperaba, eso sí, como premio al día siguiente me detectaron por fin la fractura de escafoides, adiós verano (deportivo). 




  Para el siguiente reto en 2014, encontré la compañía de Yiyo y Julio y cambiando la natación por correr, nos apuntamos a un duatlón. Este era modalidad cross y en el segmento de bici lo pasé francamente mal (las 2 ruedas con tacos que lleven motor por favor), pero corriendo me encontraba cómodo, aunque la gran compañía ahogó cualquier pega o traba durante la prueba. Para ese año ya había cubierto los retos, a pesar de seguir corriendo y haciendo gimnasio, y más cuando en octubre llegó la odisea en forma de primera fractura de húmero que me llevaría una larga temporada y la despedida de las carreras de motocross.

A finales de 2015 volviendo a ejercitarme sin prisa y sin casi preparación como hombres de palabra que somos con Julio, acompañamos a Simón en su reto de ir de Burgos a Villadiego corriendo, 40 km (Simón venía de Logroño en bici). Con compañía hay cosas que se hacen más fácil.



 El primer reto de 2016 me costó más, con unos amigos aparte de correr había que estar fuerte, y yo venía de mi batalla con el húmero pero nos apuntamos a una Farinato en Santovenia de Pisuerga. La carrera lo esperado, pero lo peor fue la ducha en la calle en febrero, ni que decir queda que sin agua caliente... Pasado esto me propuse bajar de 1h 30min en una media maratón, a final de abril, lo logré  a la primera con más de 3 minutos de margen así que me permití el lujo de tropezar con la misma piedra de la bici en 2 duatlones, el primero de carretera y ahí fue mi mejor experiencia hasta la fecha pese a no haber entrenado nada en bicicleta, pero la semana siguiente en Sasamón… la lluvia junto con un terreno arcilloso hizo que se tuviera que detener la carrera porque las bicicletas se atascaban, así que otra “experiencia” para recordar los malditos duatlón cross. Habría que dejar las ruedas colgadas durante una buena época, la meteorología para correr influye menos. Con la manta liada a la cabeza por acompañar a Simón el año anterior y dándome cuenta que lo que mejor se me daba era la resistencia me apunté a mi primera maratón y pese a que pequé de novato ese poco menos de 3h 15min me supo bien así que ya tenía en la mente un nuevo objetivo otra vez superar un crono.

No contento con sólo correr en llano en 2017 me decidí por probar en trail (de momento hasta 31 km) y bueno en esta disciplina donde el cronometro influye menos he tenido de todo, carreras más y menos duras por el terreno o la meteorología que me dejaron más o menos agujetas, pero puedo decir que me he divertido, pese a sufrir en todas.

  En 2019 empecé el año con la intención de divertirme con un duatlón de carretera, y aunque recogí la bicicleta prestada el día de la carrera y que ese sector se me acabó haciendo un poco largo, lo pasé bien, porque a veces cuando en tu mente prima un objetivo se producen decepciones. Una vez pasado este me centré en correr y así llegaron mis mejores tiempos en carrera bajando de 1h 19 min en la media y de 2h 58min en la maratón. Fue un año con mucho tiempo invertido corriendo, con casi 3000 km, algunos días con más sacrificio que otros pero todos dejaron su huella.


  Para este 2020 habia nuevos retos que han queado aparcados pero seguimos haciendo ejercicio aunque echo en falta un rato de carrera. No consigo saber porque me ha dado por correr. Normalmente lo hago sin compañía, ni música, pero me ayuda a evadirme de la vida personal, batallar contra los malos pensamientos. Es como un mantra repetitivo que me permite autoconectarme como si solo existiera el latido del corazón y mi respiración. Es una cosa que ahora mismo me gusta. Los gustos durante la vida cambian pero de momento correr me gusta no se cuanto durará.


 No se que será lo primero que haga cuando se pueda salir pero hasta entonces #yomequedoencasa

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